¿Te apetece, antes de nada, volver a recordar nuestra primera publicación? Puedes leerla aquí.
¿Por qué te invitamos hoy a hacer esto? Pues es muy sencillo... ¡estamos de cumpleblog!
Hace justo un año, cuando febrero estaba a punto de terminar, decidimos dar un importante paso adelante y unirnos a las redes sociales con el objetivo de invitarte a descubrir el infinito Amor que Dios es capaz de darnos; de intentar enseñarte, poco a poco, todo lo que con Él tú también puedes hacer por los demás; y, por supuesto, de animarte a participar en nuestras actividades.
Y así, para ir empezando la celebración, te proponemos que dediques cinco minutos a pensar y buscar respuesta a las siguientes preguntas. Luego, si quieres, puedes dejarnos un comentario con tu opinión.
¿Por qué te invitamos hoy a hacer esto? Pues es muy sencillo... ¡estamos de cumpleblog!
Hace justo un año, cuando febrero estaba a punto de terminar, decidimos dar un importante paso adelante y unirnos a las redes sociales con el objetivo de invitarte a descubrir el infinito Amor que Dios es capaz de darnos; de intentar enseñarte, poco a poco, todo lo que con Él tú también puedes hacer por los demás; y, por supuesto, de animarte a participar en nuestras actividades.
¡Él también quiere que te sumes a la fiesta!
¿Tú tienes fe? ¿Por qué?
En nuestra parroquia comenzamos a reflexionar sobre el tema después de ver este vídeo que a mediados de enero lanzó el padre Patxi Bronchalo y hoy traemos las conclusiones a las que hemos llegado.
Aprovechamos este espacio, antes de seguir, para dar las gracias públicamente a todos los que, anónima pero activamente, se han animado a dedicar un poco de su tiempo al blog de la parroquia (que somos todos). ¡Vuestra participación es una alegría, no sabéis el valor que tienen las reflexiones que generosamente habéis compartido! Y ahora, sí, al lío...
¿Qué es la fe?
La fe es esa virtud que nos ayuda a creer en la existencia de Dios, en la vida eterna y en todo lo que la Iglesia nos enseña. Es esa voluntaria disposición a pensar que lo que el Evangelio nos revela es verdad. Es saber aceptar dogmáticamente, entre otras cosas, lo siguiente:
A través de la oración conoceremos la ciencia de Dios (su pensamiento), y meditando su mensaje nos llegará el don del entendimiento. Entonces, con sabiduría, podremos ver mejor lo que es bueno para nosotros. Se encenderá el deseo de transmitir a los demás lo aprehendido y, con nuestro comportamiento como principal ejemplo, intentaremos emitir siempre buenos consejos. Que de esa forma el Señor despierte en los demás las ganas de buscar el amor y la alegría que, gracias a Él, nosotros recibimos. ¿Y si alguien me dice que no tiene fe e intenta llevarme a su terreno y me siento en peligro? ¿Qué hacer? Con fortaleza seremos capaces de defender la fe cuando sintamos que intentan atacar nuestras creencias. Piadosamente pediremos al Señor que abra los ojos de los incrédulos y que, ya puestos, fruto de su misericordia, mantenga igualmente abiertos los nuestros porque Él ya sabe el temor filial que nos inspira.
La fe no es igual para todos y tú, tal vez, puede que todavía no sepas bien si la tienes. No esperes que hoy, aquí, te resolvamos todas las dudas. Semejante hazaña no está en nuestras manos pero, al menos, sí que podemos recomendarte que busques la cercanía de Dios porque Él es quien tiene la clave. ¡Dale un voto de confianza! Y aunque pueda ser tiempo de carnaval no hace falta que te disfraces. Para sentir la fe no es necesario ir de superhéroe, ni nada por el estilo, limítate a vivir con naturalidad buscando siempre hacer el bien porque... La fe es sencilla (tal como se titula la agradable lectura que te recomendamos de José Mª Avendaño, vicario general de nuestra diócesis).
¿Qué es para ti la fe? ¿Cómo la vives? ¿Quieres comenzar a entrenarla con nosotros?
¿Qué es la fe?
La fe es esa virtud que nos ayuda a creer en la existencia de Dios, en la vida eterna y en todo lo que la Iglesia nos enseña. Es esa voluntaria disposición a pensar que lo que el Evangelio nos revela es verdad. Es saber aceptar dogmáticamente, entre otras cosas, lo siguiente:
- el hecho de que Dios se hizo hombre.
- que vino hasta nosotros encarnado en su hijo Jesucristo.
- que murió, resucitando después, para salvarnos.
Y aceptar todo esto es muy bonito pero, a la vez, puede resultar difícil. ¡Qué nunca se venga abajo tu ánimo!
¿Por qué tengo fe?
Al católico que ha vivido la fe, como un pilar fundamental dentro de la familia, le resulta más sencillo caminar abrazado a sus creencias. Es algo que tiene interiorizado y que forma parte de su modo de vida. Ante la pregunta ¿tú tienes fe? responden un sí rotundo. Y cuando añades ese ¿por qué? te dicen que porque no entenderían su vida sin Dios y muestran su agradecimiento al Padre por ese regalo que les hace.
Cuando uno es católico por tradición, no practicante (o recientemente reconvertido), la respuesta ya no está tan clara. No saben bien qué es eso de la fe; creen en Dios pero tienen muchas dudas, miedos y, a veces, algunos prejuicios. Sabemos que cuesta comprender que alguien fuera capaz de sufrir tanto por ti, por mí, por nosotros... y tal vez por ello, para no sentirse culpables ni en deuda, en muchos casos optan por coger el camino fácil, que es negar esa locura de amor.
¿Cómo vivo la fe?
Pues cada uno a su manera, como Dios provee. ¿Acaso no son variadas también las razones por las que llegamos a tenerla? Eso sí, una vez que, libremente, tú también decidas que quieres ser una persona de fe ¿sabes qué te ayudará a entrenarla? La oración y los dones que nos proporciona el Espíritu Santo.
A través de la oración conoceremos la ciencia de Dios (su pensamiento), y meditando su mensaje nos llegará el don del entendimiento. Entonces, con sabiduría, podremos ver mejor lo que es bueno para nosotros. Se encenderá el deseo de transmitir a los demás lo aprehendido y, con nuestro comportamiento como principal ejemplo, intentaremos emitir siempre buenos consejos. Que de esa forma el Señor despierte en los demás las ganas de buscar el amor y la alegría que, gracias a Él, nosotros recibimos. ¿Y si alguien me dice que no tiene fe e intenta llevarme a su terreno y me siento en peligro? ¿Qué hacer? Con fortaleza seremos capaces de defender la fe cuando sintamos que intentan atacar nuestras creencias. Piadosamente pediremos al Señor que abra los ojos de los incrédulos y que, ya puestos, fruto de su misericordia, mantenga igualmente abiertos los nuestros porque Él ya sabe el temor filial que nos inspira.
La fe no es igual para todos y tú, tal vez, puede que todavía no sepas bien si la tienes. No esperes que hoy, aquí, te resolvamos todas las dudas. Semejante hazaña no está en nuestras manos pero, al menos, sí que podemos recomendarte que busques la cercanía de Dios porque Él es quien tiene la clave. ¡Dale un voto de confianza! Y aunque pueda ser tiempo de carnaval no hace falta que te disfraces. Para sentir la fe no es necesario ir de superhéroe, ni nada por el estilo, limítate a vivir con naturalidad buscando siempre hacer el bien porque... La fe es sencilla (tal como se titula la agradable lectura que te recomendamos de José Mª Avendaño, vicario general de nuestra diócesis).
¿Qué es para ti la fe? ¿Cómo la vives? ¿Quieres comenzar a entrenarla con nosotros?
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