Noviembre es un mes que puede parecer oscuro a los ojos de la sociedad actual. A pesar del calentamiento global al que nos enfrentamos, que está retrasando cada vez más la llegada del frío, es el momento en el que comienza a hacerse más patente la decrepitud natural. Los días ahora son más cortos, el sol calienta menos, los árboles van perdiendo sus hojas y parece que el mundo fuera a morir y paralizarse. Es habitual incluso que el ser humano en estas fechas se sienta también algo decaído y, no sabemos si para mitigar la nostalgia que provoca recordar tiempos mejores o creyendo que así se prepara para las fiestas que vendrán, paradójicamente, suelen ser fechas en las que mucha gente se echa a la calle.
Superado el siniestro
Halloween cada vez más personas quedan, inmediatamente después, inmersas en la "Navidad". ¿Es tu caso? ¡No te dejes arrastrar que todavía falta para el 25 de diciembre! Anímate mejor a empezar con buen pie el año litúrgico nuevo y a vivir de una forma diferente todo el tiempo de Adviento que nos preparará para ese especial acontecimiento.
Acabamos de pasar el
Black Friday (o weekend, o incluso la semana entera para muchos
negocios), está superado también el Cyber Monday y en el ambiente
parece que empiezan a respirarse altos niveles de cierto consumismo
desmedido y, dicho sea de paso, de contaminación también (y esto último no es únicamente
consecuencia de la escasez de lluvias que estamos viviendo sino que, igualmente, es, en parte, nuestra responsabilidad. Deberíamos
cuidar y amar más lo que un día Dios creó).
Pero, bueno, no venimos hoy a darte una clase de ecología ni tampoco a decirte que no consumas. Casi más bien lo contrario, queremos aprovechar la ocasión para invitarte a realizar un gasto moderado y justificado. Antes de comprar algo para ti piensa si lo necesitas. Si tu idea es hacer un regalo a otra persona busca algo que tenga un valor añadido. Tal vez, entre otras alternativas, una buena opción sea adquirir productos de Comercio Justo y... ¡estás de suerte!
Ven estos días por el centro parroquial y echa un vistazo a lo que te ofrecemos en la habitual campaña de navidad que organiza nuestro grupo de
Solidaridad con el Tercer Mundo.
Por otro lado también vamos a aprovechar esta publicación para agradecer la participación y solidaridad de todos los que se acercaron hasta el 8º evento solidario a favor de Project Acchieve. Sabemos que la comida tuvo mucho reclamo y que prácticamente se agotó todo; que la mesa de la escritora Patricia Asedegbega vendió todos los libros publicados para la ocasión; y que, también, el mercadillo y las subastas tuvieron mejor aceptación que el año pasado. Seguro que la asociación de mujeres extranjeras casadas con nigerianos "Nigerwives" se alegrarán al recibir la cantidad recaudada este año. Los algo más de 4500€ que se recogieron serán una importante ayuda que mantendrá activo ese centro escolar para niños con necesidades especiales en Warri
(Nigeria). ¡Ojalá en 2018 se puedan alcanzar los 5000€!
Y así, hablando de cifras y donativos, nos estamos acordando de algunas lecturas de este mes. Se nos viene a la cabeza el reciente Evangelio según San Lucas (21, 1-4) en el que una pobre viuda dona los dos reales que tiene para vivir. Compartir lo que te sobra con los demás está muy bien pero no es eso lo que el Señor te pide. Tampoco quiere que te quedes pasando hambre, ni que regales todo lo que posees, no, no es eso, lo que espera de ti es algo más profundo. Quiere que te entregues completamente a Él, que le tiendas tu mano y pruebes a ir dándole, poco a poco, tu confianza.
Y que, como hizo Jesús por cada uno de nosotros, todo lo que tú hagas sea siempre buscando el mayor beneficio del que tienes al lado más que el tuyo propio. De nada servirá que poseas la mayor riqueza del mundo, ni que tu vida aparentemente resulte perfecta porque si sacas a Dios de ella lo habrás perdido todo.
¿Eres cristiano? ¿Estás bautizado? Pues si es así, te guste o no, deberías ser una persona menos preocupada por lo material y más por lo espiritual. El bautismo te hizo hijo de Dios y por eso mismo el fin es caminar por el mundo mirándolo a Él y no a tu ombligo. Parece que hoy en día diera miedo todo lo que huele a fe, lo que implique creer en Dios y lo que la Iglesia enseña, pero tener la valentía de dar ese primer paso para intentar descubrir las bondades y la inmensa misericordia del Señor puede cambiar tu vida. Y es más fácil de lo que imaginas (si no leíste en su momento la publicación
Creciendo con fe te recomendamos que la eches un vistazo ahora).
Si crees que la felicidad se consigue gastando y acumulando... ¡mala señal! No se trata de perseguir el éxito personal
más que el global, ni de creer que cada acto que realizamos tiene que ir
dirigido a conseguir la propia autosatisfacción. No, volvemos a repetirlo, no es eso. Puede que pienses que no estás haciendo las cosas mal, o que incluso te arriesgues a justificar todo lo que haces, pero lo que deberías preguntarte es ¿estoy haciendo todo el bien que puedo? A un cristiano no debería valerle seguir a la masa ni decir "esto es normal, todo el mundo lo hace". No pierdas el punto de referencia, que es Cristo Rey, y sigue su ejemplo. Su corona fue de espinas, su trono una cruz y su valor cumplir la voluntad de Dios para ser nuestra salvación. Y todo ello sin necesidad, gratuitamente y por amor. La vida del que sirve siempre resulta más llena que la de aquel que es servido. Da más alegría entregar que recibir. Así que... no te olvides de poner en práctica, con la mayor frecuencia que te sea posible, las obras de misericordia.
En definitiva sé mejor una oveja libre dentro del rebaño de la Iglesia que una cabra loca perdida en el mundo. Ya lo dijo Jesús:
"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." (Mateo 25, 34-36)
Y haz todo esto con la ilusión de estar amando al mundo y a Dios, a la vez que con la humildad suficiente para no llenarte de orgullo buscando tu propio reconocimiento. Hoy,
con esta publicación, queremos que hagas una pausa y reflexiones sobre las siguientes preguntas: ¿Sabes que
todos los cristianos estamos llamados a ser Santos? ¿Cómo vives tú ese
camino hacia la santidad? Si te perdiste esa misa y su evangelio, que hablaba de talentos de plata pero iba mucho más allá, te vamos a contar resumidamente qué puedes hacer para seguir esa senda:
Dios quiere que saques partido a tus talentos y éstos no han de ser cualidades especiales que únicamente poseen unos cuantos elegidos. Insistimos... no, no es eso. Tampoco intentes escurrir el bulto diciendo que tú no tienes nada que ofrecer. Eso no es verdad. Lo que el Señor quiere es que cultives tus virtudes naturales y, por ejemplo, mires la vida como un regalo que Él te hace cada mañana. De hecho será el mejor regalo de todos los que puedas recibir. Y le gustaría que vivieras con fe, arriesgando, y amando todo lo que puedas porque ese talento, no tienes excusas, lo tenemos todos. Cualquier pequeña acción puede tener un precio inestimable, no te subestimes y si notas que te falta seguridad pon tu mirada en esa mujer fuerte y virtuosa que se elogia en los proverbios (31, 10-31) o en esa otra, Virgen fiel y Madre del Salvador, a la que tanto te puede recordar. Esfuérzate este mes que va a comenzar y preocúpate no solamente de dar a los demás sino también de dejarte tocar por Dios. No importa que llegues a Él con las manos vacías y con un oscuro pasado, su misericordia es infinitva y le basta con que lo intentes pero a veces eso es lo difícil... ¡hay que intentarlo!
Santo no es el que no cae nunca sino el que siempre se levanta.
Recuerda que la confesión es esa lavadora que Dios pone a tu servicio para limpiar tus pecados (ya te
hablamos de la reconciliación aquí). Así que, suponemos que ya lo sabes pero te lo recordarmos:
el Señor te está esperando, no hay cosa que más desee que reencontrase contigo y formar un fantástico equipo que luche por hacer el mundo un poco mejor. Levanta la
vista y sigue adelante, vas a encontrar motivos varios para ver la luz y no caer en el
letargo.
Que tu objetivo estos días sea gastar y gastar pero todo el bien y el amor que llevas dentro. Alegrarás a los demás y tu vida tendrá más sentido.
Nos vemos en unas semanas para celebrar, entonces sí, una feliz navidad.