viernes, 31 de enero de 2020

Año nuevo, vida nueva. ¿Te animas a buscar a Dios?

Arrancábamos el 2020 proponiéndote un texto de Las Confesiones de San Agustín para meditar y a la vez nos preguntábamos cómo afrontar durante este nuevo año las publicaciones de cada final de mes. Despedíamos el 2019 haciendo un resumen de todo aquello que te habíamos propuesto para poder imitar a Jesús y ahora... ¿qué? ¿Año nuevo, vida nueva? ¿Te atreves a dar ese paso al frente y cruzar la puerta? 


Quizá sea el momento de que te animes a buscar a Dios si es que todavía no lo conoces, de acercarte nuevamente a Él si es que te has distanciado o de esmerarte un poco más por perfeccionar vuestra relación si ya has tenido la suerte de encontrarle e incorporarle a tu vida cotidiana. En definitiva, tal vez sea hora de avanzar en tu proceso de conversión sin olvidarte, de lo que dice el catecismo, que "es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a Él nuestros corazones: <<Conviértenos, Señor, y nos convertiremos>> (Lm 5, 21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo." (CCE 1432).

Decíamos en la homilía del segundo domingo después de Navidad que uno mismo es el responsable de todo lo que elige, que no debemos hacer las cosas por tradición u obligación y el hecho de querer seguir a Jesús también debe ser así. ¿Tú deseas seguirlo, de forma libre y por amor? Adelante, ponte en marcha y haz que el Evangelio sea el centro de tu caminar, la brújula que guíe tus pasos. ¡Empéñate en que cada día nazca ese Niño en tu corazón y llene con su luz tu vida y tu hogar!

Si no estás bautizado... te invitamos a que te plantees la posibilidad de ser un nuevo miembro de la Iglesia, anímate a ponerte en la fila de aquellos que, como Jesús, esperaban en la de Juan para recibir un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, con la alegría de saber que tú recibirás uno que te hará resucitar con Cristo. 

Si te sientes un desastre y crees que no tienes arreglo... te invitamos a que medites sobre la conversión de San Pablo o te acerques a la figura de San Agustín.

Si eres una de las personas que van por el camino correcto... no dejes que te despistemos, sigue por tu sendero y en los momentos de dificultad no te olvides de poner la mirada en la Virgen María.

¡Nos vemos en febrero! ¡Ama mucho!

viernes, 17 de enero de 2020

Orando con San Agustín: Las Confesiones, Libro X, Cap. 8 y 17

Nuevo año, nuevo mes y nuevo texto para meditar. ¡Esperamos que hayas comenzado muy bien este 2020!
Fuente: Wikipedia

¿Sigues con ganas de disfrutar de esos encuentros personales con Dios que nos proporciona la oración? ¡Nosotros vamos a seguir trabajando con la misma ilusión por si pudiéramos ayudarte a no dejar de orar con estas sencillas publicaciones!

Hoy vamos a detenernos en un santo, padre y doctor de la Iglesia católica: Agustín de Hipona.

San Agustín en Las Confesiones, Libro X, Cap. 8 y Cap. 17, decía así:

15. "¡Cuán grande es, Señor, la potencia que tú pusiste en la memoria y qué ilimitada su capacidad! ¿Quién podría tocar su fondo? Es ella una facultad de mi alma que se deriva de mi propia naturaleza, y ya no puedo abarcarla toda, ni conocer totalmente lo que yo mismo soy. ¿Será, acaso,  porque el alma es demasiado estrecha para contenerse a sí misma y por eso no pude saber bien qué es y dónde está? ¿Acaso no está en sí misma, sino fuera de sí misma? ¿Por qué, pues, no se puede entender?
De todo esto nace en mí una enorme admiración y me deja atónito. [...]"

26. "[...] Quede pues atrás la memoria. ¿Y dónde te voy a encontrar, ¡Oh Dios!, suavidad segura y buenísima? ¿Dónde te voy a encontrar? Suponiendo que yo te encontrara fuera de mi memoria, no me acordaría de ti; pero por otra parte, ¿cómo podría en verdad encontrarte si no te recuerdo?"

¿Qué nos dice su lectura?

Que, frecuentemente, por nuestra mente se deslizan imágenes que afloran de nuestra memoria. De un modo no deseado esto puede traernos desasosiego dependiendo de la experiencia que se recuerde. Pero en los momentos de calma, y encuentro con la tranquilidad, las experiencias del pasado evocadas pueden ser acogedoras y entrañables con una importante carga de nostalgia. Entonces quizá podamos darnos cuenta de que en el fondo de la memoria está Dios y de su ausencia dependen todas las demás ausencias. Solamente Él puede llenar ese vacío que en alguna medida todos experimentamos en nuestro divagar por la vida.


Si quieres leer el libro al completo puedes encontrarlo en este enlace:
http://www.augustinus.it/spagnolo/confessioni/index2.htm