domingo, 29 de abril de 2018

Gaudete et exultate. Jesús resucitó. Aleluya.

Siempre es una alegría poder llegar hasta ti a través de nuestro blog pero, en esta ocasión, hoy venimos con una emoción especial. ¡Estamos en pleno tiempo pascual!


Seguramente ya te has enterado de que verdaderamente el Señor resucitó ¡Aleluya! ¿Y tú? ¿Has resucitado como Él?

¡Ojo! Resucitar no significa dejar de sufrir pero sí intentar sacar a la Luz todo lo que te agobia y confiar en que el plan que Dios tiene para ti es el mejor. No tengas miedo a pasarlo mal. Todos padecemos aunque la sociedad actual intente, a veces, juzgarnos de débiles por ello y pueda hacernos sentir vergüenza al tener que reconocerlo. Si no sabes qué hacer en esos momentos tal vez puedas coger fuerza, decir "Jesús, en Ti confío" y tirarte al agua como hizo Pedro. Jesús te está gritando que no temas. Él te quiere así, tal como eres, con tus debilidades y, sobre todo, con tus fortalezas. ¡Pide al Espíritu Santo que te llene de sus dones y saca partido de todo lo positivo que escondes! ¡Anímate a buscar la Santidad! ¡Qué ese sea tu objetivo en la vida! Y no pienses que no tienes madera para ello. ¡Jesús te llama!

Fuente: https://www.diocesismalaga.es/dibujos-de-fano-en-color/

¿Conoces la última exhortación apostólica del Papa Francisco que, en castellano, se titula "Alegraos y regocijaos". ¿No? Pues no hagas pereza y echa un vistazo por aquí a Gaudete et exsultate ya que, aunque te vamos a dejar por aquí unas frases que hemos extraido de ella, posiciona el asunto del que te hablamos en el mundo actual. Nunca olvides que a cada uno de nosotros el Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables
ante él por el amor» (Ef 1,4) y que:
  • La Santidad es el Rostro más bello de la Iglesia.
  • Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. [...] Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra.
  • Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales
  • Para reconocer cuál es esa palabra que el Señor quiere decir a través de un santo, no conviene entretenerse en los detalles, porque allí también puede haber errores y caídas. No todo lo que dice un santo es plenamente fiel al Evangelio, no todo lo que hace es auténtico o perfecto. Lo que hay que contemplar es el conjunto de su vida, su camino entero de santificación, esa figura que refleja algo de Jesucristo y que resulta cuando uno logra componer el sentido de la totalidad de su persona.
  • Una tarea movida por la ansiedad, el orgullo, la necesidad de aparecer y de dominar, ciertamente no será santificadora. 
  • No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario [...].
  • No tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la gracia.
  • Dios te invita a hacer lo que puedas y a pedir lo que no puedas.
  • Es santidad:
    • Ser pobre en el corazón.
    • Reaccionar con humilde mansedumbre.
    • Saber llorar con los demás
    • Buscar la justicia con hambre y sed
    • Mirar y actuar con misericordia
    • Mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor
    • Sembrar paz a nuestro alrededor
    • Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas
  • No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente.
  • Quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida, quien realmente anhele santificarse para que su existencia glorifique al Santo, está llamado a obsesionarse, desgastarse y cansarse intentando vivir las obras de misericordia.
  • El santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor.
  • La comunidad que preserva los pequeños detalles del amor, donde los miembros se cuidan unos a otros y constituyen un espacio abierto y evangelizador, es lugar de la presencia del Resucitado que la va santificando según el proyecto del Padre.
  • El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios.
  • [María] Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña. Ella no acepta que nos quedemos caídos y a veces nos lleva en sus brazos sin juzgarnos. Conversar con ella nos consuela, nos libera y nos santifica.
Y dialogando con María prepárate para festejar muy pronto su mes. Aprovecha para dar tus primeros pasos hacia la meta de ser cada día un poco mejor.

¡Nos vemos en mayo!