Se acaba abril y en nuestra parroquia ha sido un mes especial. ¿Qué cristiano no vive de manera diferente cuando se acerca y se celebra la Semana Santa?
En esta nueva publicación no vamos a cambiar la dinámica de otros meses. Si recuerdas, o si no pudiste leernos te ponemos al día en un momento, en enero la propuesta para este año era imitar a Jesús. En febrero hablábamos de la necesidad de darnos al amor y el mes pasado de la importancia de la caridad para ser felices y vivir en paz. ¿Y hoy? ¿Qué reto traemos? Posiblemente uno que igual no te hace mucha gracia: cargar las cruces que la vida te tenga preparada.
A
veces, ante situaciones que nos desestabilizan y nos sacan de nuestra zona de confort, resulta más fácil la
queja, el lamento, el buscar culpables e ir a Dios para decirle ¿por qué
lo permites? ¿Qué he hecho yo para que tenga que pasar por esto? Y es ahí mismo cuando, independientemente del momento del año litúrgico en el que nos encontremos, uno debería pararse a mirar la Cruz, acercarse a conocer lo que
fue la Pasión del Señor y escuchar cómo Él también te dice ¿y yo? ¿Qué hice yo para acabar así? La respuesta, aunque seguro que ya lo sabes o te lo puedes imaginar, fue AMAR.
Imitemos la actitud de humildad, la paciencia y el autocontrol que tuvo Jesús mientras aguantaba la humillación, los golpes, los insultos y el trato excesivamente vejatorio que recibió. Y, cuidado, que NO estamos diciendo que haya que dejarse apalear o permitir que falten a la dignidad de la persona, sino que se deben cuidar las reacciones ante aquello que nos incomoda. ¡Qué sea el amor lo que mueva cada uno de tus actos! Y cuando veas que te fallan las fuerzas, o la debilidad te haga caer en errores, porque todos caemos, no dudes en volver a ponerte de pie y buscar la ayuda y el perdón de aquel que, por amor a Dios y al hombre, murió, libremente, por ti.
¡Jesús será tu Salvador! ¡Síguelo y alégrate!
Y ahora que acabamos de celebrar el inicio de una nueva Pascua... recuerda que Él resucitó y que, aunque a veces no lo sientas siempre está presente y a tu lado. Cuando te sientas mal búscalo en el apoyo de la gente que tengas cerca porque, a través de ellos, está deseando consolarte. Y cuando la vida te sonría da gracias y no te olvides de decir:
Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
Nos vemos en mayo que viene cargado de eventos. Recuerda que siempre es un mes especial porque celebramos, entre otras cosas, el mes de la Virgen, la Primera Comunión de nuestros chicos de catequesis y la fiesta de San Pascual, el patrón de nuestra parroquia. Síguenos por Twitter y Facebook (si es que todavía no lo haces) y no te pierdas detalle porque queremos invitarte a participar en todas nuestras actividades. Hasta entonces...
¡Feliz Pascua!