Estrenar algo siempre provoca una alegría especial y eso se nota, por ejemplo, cuando se inicia un nuevo año. Sin embargo esa euforía se va apagando progresivamente y, dependiendo de la persona, a distinta velocidad. Tanto es así que no resulta raro ver cómo hay gente que el uno de enero ya amanece con una cara que poco refleja el espíritu cristiano que puedan tener. ¿Qué queda en ti de aquella felicidad que gran parte del mundo parecía reflejar la noche del 31 de diciembre? O mejor aún... ¿qué guardas a día de hoy en tu corazón de todos los propósitos que te marcaste y de las buenas intenciones que el Niño que nació en Belén, el 25 de diciembre, debería haber depositado en ti? ¿Preparaste el pesebre o la Navidad pasó y tú sigues vagando por este mundo sin un rumbo claro?
Da igual, no te preocupes, porque lo bueno es que siempre estamos en disposición de volver a empezar. ¿Te animas a aceptar el reto que queremos proponerte para este 2019?
Si hace 12 meses te invitábamos a poner la mirada en la Virgen María... en esta ocasión te sugerimos optar por un plan B, dar un paso adelante, tirarte a la piscina, rebautizarte, salir del armario (o como quieras llamarlo), y pasar de una vida contemplativa a una de acción. ¡Intentar imitar a Jesús tiene que ser tu misión! También válido para aquellos que hasta ahora han permanecido indiferentes a la religión.
Y como por aquí sabemos que llevar la vida de Jesús no es nada fácil, porque ese estilo es el que se espera de aquellos que viven sus ideas firmemente y llenos de auténtica fe (y el ser humano, por norma general, es bastante débil), nos sentimos en la obligación de animarte a recibir con frecuencia el sacramento de la Eucaristía y el de la Reconciliación; de recordarte que también visitar a Jesús Sacramentado puede hacer la tarea más llevadera y que es necesario parar de vez en cuando a hacer buenos ratos de oración (si te apetece puedes unirte al grupo que tenemos los viernes por la tarde en el centro parroquial). ¿Y por qué te decimos todo esto? Pues porque el plan es pasar a ser algo más que un cristiano de misa y sacristía. De aquí en adelante toca convertirse, aprender a vivir sin miedo, en la calle, sintiéndonos orgullosos de amar a Dios y correspondidos por Él, con la valentía necesaria para reconocerlo y motivados por querer vivir según el evangelio antes que rendirnos a los valores de la sociedad actual, que a veces tanto distan del modelo de santidad al que todos estamos llamados a alcanzar y del que te hablábamos en pleno tiempo pascual.
Sigamos caminando, que el tiempo no se detiene, y nos vemos pronto con una nueva publicación. ¿Tienes en mente algún tema sobre el que te gustaría que hablásemos? Deja un comentario y cuéntanos, porque a lo mejor podemos escribir sobre ello. ¿Tienes un texto que te gustaría compartir? ¿Te apetecería escribir pero no sabes dónde? Contáctanos porque estamos estamos abiertos a nuevas colaboraciones.
Da igual, no te preocupes, porque lo bueno es que siempre estamos en disposición de volver a empezar. ¿Te animas a aceptar el reto que queremos proponerte para este 2019?
Si hace 12 meses te invitábamos a poner la mirada en la Virgen María... en esta ocasión te sugerimos optar por un plan B, dar un paso adelante, tirarte a la piscina, rebautizarte, salir del armario (o como quieras llamarlo), y pasar de una vida contemplativa a una de acción. ¡Intentar imitar a Jesús tiene que ser tu misión! También válido para aquellos que hasta ahora han permanecido indiferentes a la religión.
Y como por aquí sabemos que llevar la vida de Jesús no es nada fácil, porque ese estilo es el que se espera de aquellos que viven sus ideas firmemente y llenos de auténtica fe (y el ser humano, por norma general, es bastante débil), nos sentimos en la obligación de animarte a recibir con frecuencia el sacramento de la Eucaristía y el de la Reconciliación; de recordarte que también visitar a Jesús Sacramentado puede hacer la tarea más llevadera y que es necesario parar de vez en cuando a hacer buenos ratos de oración (si te apetece puedes unirte al grupo que tenemos los viernes por la tarde en el centro parroquial). ¿Y por qué te decimos todo esto? Pues porque el plan es pasar a ser algo más que un cristiano de misa y sacristía. De aquí en adelante toca convertirse, aprender a vivir sin miedo, en la calle, sintiéndonos orgullosos de amar a Dios y correspondidos por Él, con la valentía necesaria para reconocerlo y motivados por querer vivir según el evangelio antes que rendirnos a los valores de la sociedad actual, que a veces tanto distan del modelo de santidad al que todos estamos llamados a alcanzar y del que te hablábamos en pleno tiempo pascual.
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