viernes, 7 de octubre de 2016

Crónica de una fantástica peregrinación por Tierra Santa

Bien habrás notado que pasó el verano, época en la que todos cambiamos un poco las rutinas del resto del año y aprovechamos para tener unos días de vacaciones, descanso o... ambas cosas. Y aunque todo aparenta ya cierta cotidianidad lo cierto es que por la parroquia todavía se siguen recordando los fantásticos días que vivimos antes de volver a las tareas habituales.

Peregrinar a Tierra Santa, del 29 de agosto al 5 de septiembre, junto a nuestros hermanos de la parroquia de San Antonio, fue un auténtico regalo que nos hizo el Señor. Resultaron tantas, tan fuertes y variadas, las emociones sentidas que sería complicado explicar por aquí lo que significó para cada peregrino este viaje. Por ello vamos a limitarnos a compartir contigo una pequeña crónica de la estancia y a invitarte a tener la experiencia en primera persona. ¡Contamos contigo en la próxima escapada que hagamos!

El viaje se realizó con Merkabá Peregrinaciones. El primer día prácticamente pasó entre vuelos y desplazamientos y ya fue en la mañana del 30 de agosto cuando nos dirijimos hacia Cesarea Marítima para visitar, entre otros, el anfiteatro y el puerto desde donde los apóstoles marcharon a evangelizar el mundo. Nos acercamos al Monte Carmelo y disfrutamos por Nazaret, lugar en el que celebramos la Eucaristía. Después de pasar unas agradables horas llegaba el momento de ir al sitio en el que se produjo el primer milagro de Jesús, Caná de Galilea, donde aprovechamos para que los matrimonios pudieran renovar sus promesas. Y como cierre de la jornada, ya alojados en Tiberíades, salimos en barco a realizar una hora de oración en medio del mar de Galilea.



A la mañana siguiente nos desplazamos a Cafarnaum para visitar la casa de Pedro y otros lugares de la zona como el Monte de las Bienaventuranzas, donde recibimos el Sermón de la Montaña.

El cuarto día de nuestra visita nos dirigimos hacia el Monte Tabor, lugar de la Transfiguración de Jesús, y allí celebramos la Santa Misa. Seguimos después hasta Jericó para subir al monte de las Tentaciones y ver el monasterio ortodoxo. Después de comer, a la tarde, aprovechamos para acercarnos a Qasr-el-Yahud y renovar las promesas bautismales; así como para estar por la zona del Mar Muerto donde algunos valientes no dudaron en meterse en el agua. Esa noche ya pudimos descansar en la Ciudad Santa.


Los días pasaban deprisa y había que aprovechar, por ello, después del primer desayuno en Jerusalén, nos fuimos a visitar la maqueta de la ciudad en tiempos de Jesús, la iglesia de la Visitación y la de Juan Bautista en Ein Karem. Y marchamos hacia Belén a comer, a celebrar la Eucaristía en la Basílica de la Natividad y a visitar el entrañable Campo de los Pastores. De vuelta, antes de regresar al hotel para cenar y descansar, pasamos por la ciudad antigua a visitar el Muro occidental.



El segundo día en Jerusalén, fuimos hasta el Monte Sión y visitamos la Basílica de la Dormición, el Cenáculo, la tumba del Rey David y la iglesia de San Pedro en Gallicantu. Por la tarde visitamos el Monte de los Olivos, la Ascensión, la Iglesia del Pater Noster, Dóminus Flevit (donde Jesús lloró por Jerusalén), la Gruta de la Tumba de la Virgen, la Gruta del Prendimiento, la Iglesia de la Agonía y el huerto de Getsemaní o de los Olivos. Celebración de la Santa Misa en la Basílica de la Agonía para terminar la jornada y retiro al hotel porque el día había sido largo y se necesitaba recargar las pilas.

La madrugada del 4 de septiembre realizamos el Vía Crucis siguiendo el camino que realizó el Señor hasta el Calvario, terminando con la celebración de la Eucaristía en  el  Santo  Sepulcro. Desayuno y pequeño descanso, para coger fuerzas, y traslado hacia la ciudad antigua para visitar la piscina Probática o de Bethesda y la Iglesia de Santa Ana, así como el Lithostrotos. Ese día disfrutamos con una cena especial de despedida y el reparto de certificados de Peregrinación.

Lo bueno se acababa, lo mejor está por llegar, y tras celebrar la Eucaristía del final del viaje en el Santo Sepulcro emprendimos la vuelta a casa con la maleta cargada de maravillosos recuerdos. Para muchos el viaje resultó un impulso, su fe ha venido acrecentada y haber tenido el privilegio de gozar de un encuentro con el Señor tan cercano e íntimo los hace sentir hoy privilegiados. Hablando con ellos todos coinciden y dicen que no te pueden explicar lo que vivieron, que hay que ir al menos una vez en la vida y verlo, que es impactante recorrer las calles por las que Jesús vivió su Pasión.



Nos gustaría decirte que volvemos en noviembre y preguntarte si te vienes pero... nuestro viaje terminó (habrá más no te preocupes). En estos momentos ya estamos inmersos en el nuevo curso, ya van comenzando todas nuestras actividades parroquiales y, por ahora, lo más que podemos hacer es invitarte a participar en ellas. Ayer, por ejemplo, comenzó una nueva edición de ALPHA San Pascual así que... si tienes ganas de pasar un rato ameno, agradable y poder charlar con otras personas sobre diversas cuestiones que exploran la fe cristiana y que la mayoría nos hacemos. ¡Te esperamos las próximas semanas! (Jueves, a las 20:30h, en el Centro Parroquial. Esta actividad se realiza en sesiones semanales y terminará en diciembre).

Nosotros, mientras tanto, también queremos compartir contigo nuestra fe, nuestras experiencias, nuestra alegría al sentirnos amados por Dios, así como mantenerte informado de aquello que organicemos por si, en algún momento, te apetece dar un paso adelante y comenzar a ser parroquia junto a nosotros. ¡Estamos deseando que así sea! De momento nos alegra que nos sigas por aquí.

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