Ahora que ya se acerca la solemnidad de todos los santos quizá nos vendría bien recordar que la santidad es la meta que cada uno de nosotros, sin excepción, deberíamos ansiar alcanzar. Ya por esta entrada te animábamos a que ese fuera el objetivo de tu vida y te dejábamos algunas frases de la exhortación apostólica del Papa Francisco, "Gaudete et exsultate", que, nos acercaba a este tema. ¿De verdad que todavía vas a seguir esperando para ponerte en marcha? ¿Quieres intentarlo pero no sabes cómo empezar? Pues sigue leyendo, que vamos a hablarte hoy de lo que creemos que es una de las claves para conseguirla: la conversión.
¿Qué es convertirse?
Pues según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es "hacer que alguien o algo se transforme en algo distinto de lo que era" o "ganar a alguien para que profese una religión o la practique".
Los cristianos entendemos que con el sacramento del Bautismo experimentamos una primera conversión pero luego debemos esforzarnos toda la vida en la misión de buscar el Reino de Dios del que nos aleja el pecado (cf. CCE 1470). Por eso es bueno que nuestros padres decidan bautizarnos de pequeños pero es más necesario que al dar ese paso los padres estén verdaderamente convencidos y decididos a hacer de sus hogares una auténtica iglesia doméstica desde la que luego puedan incorporarse todos juntos a la vida cristiana activa, porque así es más fácil recorrer el camino.
¿En qué debemos convertirnos o transformarnos los cristianos?
Pues... en la medida de nuestras posibilidades y sin dejar de acudir a Dios para que nos ayude en la misión: en nuevos Cristos Vivos.
Y si no es tarea fácil hacer que un alejado o un no creyente se acerque a la Iglesia todavía será más complicado perseguir la mayor perfección posible de nuestra semejanza con Dios. Por ello es necesario que nos esforcemos en superponer esa imagen divina que todos llevamos dentro a la de las personas terrenas que somos.
¿Cómo convertirnos o transformarnos?
Nos explica el Catecismo que la conversión "se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (cf Am 5,24; Is 1,17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia". (CCE 1435)
O dicho de otro modo... preocúpate de desarrollar virtudes. Puedes empezar por:
Nosotros regresaremos por aquí, Dios mediante, el día 17 de noviembre. Esperamos que hasta entonces reflexiones sobre qué vas a elegir para empezar a perfeccionar tu conversión. También aludíamos a ella en el texto de San Ignacio de Antioquía, puedes releerlo o asomarte ahora a él si todavía no lo has hecho. Y si el tema no te ha gustado, o te ha parecido poco y te has quedado con ganas de más, te invitamos también a recordar aquella entrada que titulamos Holywins VS Halloween (muy propia para estos días).
¿Nos vemos antes, el sábado 31 de octubre de 2020, para acompañar al Santísimo y poner en sus manos aquello que necesitemos para alcanzar esa santidad de la que hablamos (que nos dará la Vida Eterna) y a todos los que nos han dejado?